miércoles, diciembre 12, 2007

Pausa

En estos días, queridos amigos, Lucía, la abuela -casi madre- de mi prometida, se debate entre la vida y la muerte. Por ello, me tomo una breve pausa en la esfera de las bitácoras. Sabed todos que, en cuanto pueda, volveré a visitaros. Pero no ahora que debo afrontar la imposible tarea de mitigar el desconsuelo.
Un abrazo,
Francisco
POSDATA: Todos aquellos que tuvierais previsto asistir al recital del próximo día 19, aguardad a mejor ocasión pues, obviamente, también lo he suspendido.

miércoles, diciembre 05, 2007

sábado, noviembre 24, 2007

Moi, je suis dans le soleil


El mundo se compone de dos elementos: la luz y los objetos golpeados por la luz.

Para Sú/Pokelandia, por la nitidez de su amistad.

jueves, noviembre 22, 2007

lunes, noviembre 19, 2007

viernes, noviembre 09, 2007


Los espejos de suelo

Hasta ahora nunca había vivido en una casa cuyos suelos pudieran reflejar mi imagen. En esta habitación me encuentro, cada dos por tres, con la pupila clavada en la intersección de cuatro baldosines.
Los espejos de pared y armario son neutros, humanamente objetivos. Los de techo, halagadores y exuberantes, irreales.
Todavía no conozco el carácter de las plaquetas. Sólo sé, por el momento, que ocultan el forjado.

Francisco José Martínez Morán

jueves, noviembre 08, 2007

Poulidor


Ahora que voy a tener tiempo, terminaré la novela y entenderéis a lo que me refiero, aunque lo cierto es que en días como este no hace falta remitirse a la ficción.


Por cierto: la autoflagelación es un ejercicio muy feo, así que este post se autodestruirá pronto. Ya veré yo cuándo.

miércoles, octubre 31, 2007

Merecerá la pena

Fernando Sánchez Calvo presenta, por fin, sus Muertes de andar por casa.



Será el próximo siete de noviembre (miércoles) a las 19:30, en la librería La Central, del Reina Sofía (Ronda de Atocha, 2, Madrid).

Merecerá la pena, estoy seguro.

jueves, octubre 25, 2007

Rubicón # 2

Cruzar el Rubicón no significa sólo entrar en la Historia.
Cruzar el Rubicón también conlleva enlodarse la piel bajo las armas; perder mucha de la impedimenta en la corriente; contemplar un destello de pavor en la pupila de jinetes y caballos; formar parte indivisa de la unánime impotencia de los hombres.
Francisco J. Martínez Morán

miércoles, octubre 17, 2007