jueves, febrero 25, 2010

Doussa enemia, 1833


b
A mi dulce enemiga, cada letra;
a ella la soledad de cada paso
en el desierto, cada indecisión
del tacto en la penumbra, cada cifra
en la unánime resta del olvido.
b
A mi dulce enemiga, guerra y nieve,
y rosas en la flor del mediodía.
b
Francisco J. Martínez Morán